Un año más, entre los meses de febrero y marzo, la clase 14 ha realizado su tradicional intercambio con el Colegio Madrid de México. En esta ocasión, doce de nuestros alumnos, acompañados por dos profesores, viajaron hasta allí para conocer a sus respectivas compañeras mexicanas y familias de acogida.
El Colegio Madrid de la Ciudad de México es un centro laico y liberal inspirado en el proyecto de la Institución Libre de Enseñanza y fue fundado por exiliados republicanos españoles vinculados al Instituto Escuela. Los orígenes comunes de «Estudio» y del Colegio Madrid, los modelos pedagógicos actuales de ambas instituciones y los años compartidos por alumnos y profesores desde los primeros intercambios hacen que esta experiencia renueve cada curso el vínculo, el hermanamiento y el reconocimiento mutuo.
De esta manera, los alumnos conviven durante un mes completo, quince días en cada país. Son acogidos por familias y asisten a las clases de ambos colegios, integrándose con el resto de estudiantes de la promoción.

Sin embargo, el contacto entre ellos comienza antes, en torno al período navideño, con la organización de unos grupos de trabajo. Estos grupos, integrados por miembros de ambos países, investigan y elaboran unas presentaciones que luego expondrán ante el resto de sus compañeros a ambos lados del Atlántico. La actividad ayuda a profundizar en el conocimiento mutuo, tanto de los centros escolares como de las culturas, y genera reflexiones y debates muy enriquecedores para todos.
Un equipo de profesores de «Estudio» y del Colegio Madrid coordina el trabajo de los estudiantes a caballo entre España y México; asimismo, los profesores acompañantes se integran en el día a día de los centros.
Además del aprendizaje inherente a dichas presentaciones, los alumnos de «Estudio» tuvieron ocasión de visitar el Museo de Antropología de la capital mexicana y las pirámides de Teotihuacán. Por su parte, los alumnos mexicanos participaron en la excursión a Toledo que realizó la clase 14-A y visitaron el Museo del Prado. A eso hay que sumar todos los lugares que conocieron junto a sus familias de acogida a lo largo del intercambio, alguna que otra comida todos juntos y hasta un chocolate con churros.
La experiencia ha sido tremendamente enriquecedora para todas las partes, estrechando, cada año más, los vínculos institucionales y personales de todos los participantes.