A finales de octubre, las Clases VIII de “Estudio” Valdemarín se desplazaron hasta la Casa del Lector, en Matadero. Allí se reencontraron con Chus Cuesta, con quien ya habían participado, cuando estaban en la Clase V, en el taller “Exploradores de imágenes”, y en “Mis queridos vecinos” cuando cursaban la Clase VI. Recordaron con ella algunos de los momentos más bonitos que venían a su memoria de aquellas otras ocasiones y volvieron a comentar la historia de este rincón de Madrid, que en su momento fue el Matadero municipal.
Dispuestos a convertirse en auténticos “Detectives de la lectura” pasaron a La Nube, el espacio con más magia de la Casa del Lector. Allí, mediante numerosas pruebas, acertijos y retos, tuvieron que descubrir a los villanos más terroríficos y malvados de los cuentos entre distintos sospechosos. En su investigación, también se destapó que hasta el más vil de los personajes de un relato tiene detrás una historia que explica sus fechorías o que en ocasiones nos ha llegado tan solo una versión sesgada de los hechos. Conviene siempre escuchar a todas las partes… como por ejemplo se cuenta en el cuento Lo que no vio Caperucita Roja.
En la rueda de reconocimiento, pudieron dibujar a su villano y caracterizarlo con distintas cualidades, además de otorgarle una identidad más compleja, con sus gustos, sus miedos, sus aprensiones, sus fortalezas y sus flaquezas, para rematar escribiendo su historia.
Después de pasar una mañana tan colmada de creatividad, bordearon el Invernadero del Palacio de Cristal de Arganzuela para asomarse al río Manzanares. Desde uno de sus puentes, observaron el cauce renaturalizado, avistando distintas aves y apreciando la vegetación fluvial. Remontando un poco más el curso de este arroyo, llegaron a la zona del parque Madrid Río donde disfrutaron del picnic y de los grandes toboganes junto al puente de Perrault, cuyo diseño en metal de doble espiral hace que sea conocido por los vecinos como “el tirabuzón”.