En los planes iniciales del Colegio «Estudio» Fernando Higueras y Jimena Menéndez- Pidal destacan la importancia del aprendizaje al aire libre y proyectan la zona de huertos.
El huerto en el espacio escolar nos permite entrar en contacto con la naturaleza a través de la experiencia directa, sensorial. Se convierte en un lugar de enseñanza ( o aprendizaje) permanente en el que el niño y el adulto laboran juntos para aprender haciendo. Es un lugar de aprendizaje interdisciplinar donde los niños pueden mejorar sus competencias linguisticas, científicas y matemáticas, desde su natural inteligencia.
El trabajo del huerto se desarrolla de manera cooperativa, apela a la responsabilidad individual, fomenta la autonomía, la perseverancia, la sensibilidad y el respeto por los ritmos naturales en contraste con la vida de inmediatez que llevamos.
Nos da la posibilidad de observar el ciclo de las estaciones y la procedencia de los alimentos a la vez que prestamos atención a los colores, las texturas y los sabores. Es un lugar relajado que favorece actitudes y comportamientos alejados del estrés y la tensión y cercanos a lo sosegado a lo estético y a lo esencial. Nos permite conocer árboles, plantas, vegetales, hortalizas, frutas.., nos ayuda a ser flexibles, a adaptarnos al entorno, a tolerar la frustración, a solucionar lo imprevisto y a buscar diferentes (recursos) respuestas a un mismo problema.